10 de marzo de 2011

SIEMPRE RECORDADO

Alfredo Zitarrosa, nació en Montevideo, Uruguay, el 10 de marzo de 1936. Su vida en una zona rural del país hasta su adolescencia, influye notoriamente en lo que será su repertorio, esencialmente de raíz campesina. Se inicia como cantor profesional en el Perú, en 1963, cuando a instancias de un amigo suyo se presenta en un programa televisivo de la ciudad de Lima. Durante su viaje de regreso al Uruguay, canta en un programa radial de la ciudad de La Paz, Bolivia. Hasta entonces se había desempeñado como periodista y locutor radial, trabajando en varias emisoras de Montevideo. La difusión radial sorpresiva de algunas canciones que había grabado a instancias de sus amigos, compañeros de labor, caló hondo en el público oyente, identificado profundamente con su canto, que parece encontrar en Zitarrosa una voz honesta y una forma de cantar “a lo uruguayo”, que da comienzo a una relación que no quebrará ni la propia muerte. Su debut como cantor profesional en Montevideo, tuvo lugar en el auditorio del SODRE (Servicio Oficial de Difusión Radioeléctrica) en 1964. Su primer disco publicado, “Canta Zitarrosa”, abrió el camino de la difusión de la música nacional de este género en su tierra. Fue un militante defensor de los derechos de los artistas nacionales y de la producción de estos, como las de Viglietti, Los Olimareños, Capella, Palacios, entre otros, representativos como él del sentir nacional. Desde 1965 hasta 1988 grabó aproximadamente cuarenta discos larga duración, en diferentes países, fundamentalmente en Uruguay y Argentina.
Recibió en vida innumerables distinciones y premios, aparte de la permantente marca en ventas discográficas, entre las que se destaca la Condecoración con la Orden ‘Francisco de Miranda' por parte del presidente de Venezuela en 1978.
Falleció el 17 de enero de 1989.
Fue dificil elegir una canción para traer al blog, no sabía con cuál quedarme, me gustan todas las canciones de Zitarrosa.
El violín de Becho es una de las composiciones más extraordinarias de Zitarrosa porque mostró alma y corazón y Becho es el propio artista, y a su vez el cantor se convirtió en el violinista soñador todo sentimiento: “Becho toca el violín en la orquesta, / cara de chiquilín sin maestra, / y la orquesta no sirve, no tiene/ más que un solo violín que le duele”. En la ultima estrofa la identificación es tan grande que podemos hasta imaginar a Becho dejando a un lado su instrumento de cuerda, convertido en adulto con la figura de Zitarrosa: “Vida y muerte, violín, padre y madre; / canta el violín y Becho es el aire,/ ya no puede tocar en la orquesta, / porque amar y cantar eso cuesta”. Siempre causa emoción escuchar este tema y otras composiciones de este gran autor uruguayo.

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