"Platero es pequeño, peludo, suave, tan blanco por fuera, que se diría todo de algodón...". Así comienza uno de los relatos más leídos de la historia, que este año celebra su centenario y que vio la luz de forma fortuita en 1914, gracias a un enfado entre su autor, Juan Ramón Jiménez, y Zenobia Camprubí. Así lo explica Carmen Hernández-Pinzón, la sobrina-nieta del poeta de Moguer (Huelva). "Platero no era un libro que quisiera publicar Juan Ramón. Él lo pensaba incluir en sus obras completas, y, como éstas no las dio nunca, pues jamás hubiera visto la luz si no es por este enfado con su amada Zenobia, que retrasó una traducción de Tagore que él había prometido entregar a un editor y para la que tenía que contar con la ayuda de ella". "Entonces, ante la imposibilidad de poder hacerlo en ese momento con Zenobia, y agobiado, a Juan Ramón no le quedó más remedio que entregar Platero". Y así lo recoge el propio poeta y premio Nobel en una carta a su amada, con la que al inicio tuvo una relación complicada.
De modo que la publicación de Platero y yo, el libro más traducido después de la Biblia y El Quijote, es fruto del azar y también del impulso de Francisco Giner de los Ríos, fundador de la Institución Libre de Enseñanza, a quien le encantaba y quien lo tuvo en la mesilla de noche hasta el último día de su vida.
Y Platero ya se ha hecho centenario en 2014, y en este año se le rendirán honores con más de un centenar de actividades. Un congreso internacional, reediciones, una edición especial con dibujantes de todo el mundo, lecturas, un recorrido por Moguer con un circuito juanramoniano, una exposición, conferencias, música y nuevas traducciones marcarán una programación que tendrá extensión local, provincial, nacional e internacional.
Platero y yo es un texto en prosa poética estético, moral y espiritual para adultos y niños. "Juan Ramón lo escribió sobre 1908 o 1909 y tenía muchos capítulos, y él lo que tenía previsto era acortarlo", matiza la heredera del poeta. Platero es toda una fábula, un relato sobre la vida de Moguer cuando el poeta era niño; sus calles y sus gentes, y sobre el ciclo de la vida en general. Un texto lleno de símbolos, sugerencias y metáforas, como las mariposas, la luna, la muerte, la sangre, el amor o el dolor e incluso la locura...
FUENTE: Blog Viejitos Piolas
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